domingo, 2 de noviembre de 2014

La Boda de la Princesa



La princesa Mari Cruz Campo no conocía el amor después de tantos años en cautiverio, pero una noche de verano en la cumbre de Peñalara en compañía de sus amigos y salvadores Franciscopulos y Albertopulos, una estrella fugaz guía a la princesa hasta los jardines de la Granja donde trabaja un humilde jardinero Ildefonso, la estrella brilla con fuerza en los corazones de los dos, descubriendo la princesa Mari Cruz Campo el sentimiento del amor.
Había pasado un año cuando una noche de verano vuelven los cuatro a la cumbre de Peñalara, esa noche Ildefonso y la princesa Mari Cruz Campo sellan su amor de por vida que firman ante los ojos de Dios el sábado 11 de octubre de 2014, en Ávila en la Iglesia San Antonio de Padua donde de niña la princesa conoció a Jesús.
Entre los invitados a la boda Albertopulos y Susana, la ilustradora encargada del retrato de los novios.
  El viernes por la tarde en la estación de Chamartín en Madrid, Albertopulos y Susana suben al tren con destino Ávila donde les espera la prima de Susana, pasan por el hospedaje de Albertopulos el Hotel El Rastro y de camino al Buen Yantar se detienen en un mesón a beber.
Los primeros en llegar al Buen Yantar Albertopulos y Susana que aparte de los novios no conocen a nadie de los invitados, al rato llegan sus amigos Ildefonso y la princesa Mari Cruz Campo y parte de los invitados llegados el viernes a Ávila, comenzando la celebración de la boda castellana y real degustando tapas variadas y buen vino, junto a la muralla finalizan los festejos del primer día saboreando una copa en algunos casos muy elaborada.
En el camino de vuelta pasan primero por el Hotel Palacio de Los Velada donde se hospeda Ildefonso e invitados, Albertopulos pasa la noche en el Hotel El Rastro y la princesa acompañada de su hermano en casa de sus padres.
El sábado 11 de octubre de 2014 amanece soleado a pesar de las previsiones del tiempo, Albertopulos se levanta a las nueve y desayuna en la plaza del mercado chico, antes de volver al hotel a vestirse pasea hasta la Iglesia donde se celebra la boda.
A las doce vestido elegantemente en lugar de ir andando coge un taxi llegando de los primeros a la Iglesia San Antonio de Padua, mejor dicho al bar de al lado a tomar una caña y platito de jamón.
Al rato llegan los invitados y el novio Ildefonso que esta tranquilo con su titulo de patrón, todos tienen que esperar a que llegue la novia para entrar a la iglesia antes que los novios, en la puerta les espera el cura de Ronda con los salvavidas.


Pasan unos minutos de la una cuando en un Citroen de época llega la princesa Mari Cruz Campo acompañada e sus padres, Ildefonso les recibe en la puerta y los invitados entran a la iglesia cogiendo cada uno el chaleco salvavidas para acompañar a los novios en el barco en su travesía por el mar de Japón, donde un tifón pone a prueba sus conocimientos de navegación del amor.
Y la travesía continua en el Palacio de Los Velada, los más aventureros Albertopulos y Susana llegan los primeros al cocktail y sus estómagos lo agradecen, junto al resto de invitados degustan tapas deliciosas acompañadas de cerveza, refrescos y vino mientras los novios se fotografían.
Llegado el momento del banquete en el salón principal donde las mesas redondas tienen nombres de navegación y montañas visitadas por los novios. Algunos invitados como Albertopulos y Susana no encuentran sus nombres en los carteles con la distribución de las mesas, al final encuentran una maceta con corazones con sus nombres en el Teide, buena elección por el buen corazón de Susana y porque Albertopulos esta como una regadera, comparten la cima del Teide con amigos de la princesa y sus hijos muy chistosos.
De pronto suena la música de la Reina (Queen) con su tema Somebody To Love (Alguien a quien amar) cuando entran los novios en el salón con los aplausos de los invitados, sin duda en la boda de la princesa tenía que sonar la música de la reina.


El menú exquisito acompañado de agua, vinos y licores, no podía faltar el momento de cortar la tarta con la espada de su gran amigo Lawrance de Arabia y los regalos para las mujeres y hombres, para los niños y no tan niños una bolsa de chuches.
Con los estómagos llenos es hora de bajar la comida moviendo el esqueleto en la discoteca del hotel con música variada donde Albertopulos acostumbrado a librar mil batallas por campos y montañas no domina el campo del baile sobre todo el vals, con ayuda de Susana baila el vals y con la madre de la princesa también baila, pero él prefiere bailar Paquito el Chocolatero que no puede faltar en las bodas.
Tras un breve descanso esperando los taxis en el hall del hotel, esta lloviendo a cántaros y 25 litros que caen en pocos minutos inundan las calles cortando el tráfico, Albertopulos había dejado el paraguas en su hotel confiado por el sol de las primeras horas del día, viendo que no cesa la lluvia con el chaleco salvavidas logra llegar calado a su hotel a por el paraguas, para volver al Palacio de Los Velada donde los novios e invitados todavía esperan a los taxis.
Poco a poco van llegando los invitados al café teatro Delicatessen para cenar de tapeo y continuar bailando hasta que el cuerpo aguante.
Los menos jóvenes a la una de la mañana se marchan a dormir, al día siguiente continúa la boda con la visita guiada, los jóvenes prefieren ir a cazar por los garitos de moda.
El domingo amanece nublado y llueve a ratos, todos están pendientes de la lluvia para la visita guiada por le casco histórico de Ávila, gracias a Jesús el guía que obra el milagro la lluvia cesa e incluso aparece el sol pero el viento sopla azotando los cuerpos de los invitados que buscan resguardo en Palacios e Iglesias, no solo aprenden parte de la historia de Ávila y de la vida de Santa Teresa, también se divierten con los chistes de Jesús y sus historias.
En la plaza del mercado chico donde comenzaron los festejos de la boda, Ildefonso y la princesa Mari Cruz Campo se despiden de Jesús y de los invitados poniendo fin a su boda real y castellana.
Y colorin colorado cada uno se va a comer aun lado.

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