lunes, 30 de abril de 2012

Los Caballeros Templarios



Una tarde Mahouhamed recibió un cuervo de Sir Pacoyo, para acompañarle en la ruta de Los Tres Templos en tierras de Euskadi.
Tenia que cumplir una promesa por una dama enferma, Mahouhamed decidió acompañarle y preparo las alforjas para el camino.

Desde tierras de Castilla partieron los caballeros hasta Azpeitia, por el camino obras en la calzada que retrasan su viaje, entrada la noche entran en Azpeitia en busca de una posada para comer algo antes de comenzar la ruta, para entrar en calor en la fría noche unas copas de patxaran.

Pasadas las once de la noche desde el Santuario de Loiola conjunto monumental del siglo XVII y XVIII comienzan la primera etapa hasta la Ermita de La Antigua en Zumárraga.
Al principio equivocan el camino y vuelven sobre sus pasos en busca de la flecha que marca su camino, cada pocos metros encuentran flechas que señalan el buen camino, a mitad de recorrido no encuentran flechas en su camino, perdidos vuelven otra vez sobre sus pasos en busca de la flecha que les guíe por el buen camino, encuentran a paisanos en sus carros asustados por las pintas de los caballeros huyen antes de que los caballeros pregunten por el buen camino.

Por fin después de varias vueltas encuentran otra flecha del camino, que vuelven a perder por culpa de la poda de los arboles, bajan por un camino guiados por las luces de un pueblo y un perro de un caserío ladra a los caballeros, habían cogido el camino equivocado.

Casi de madrugada los dos caballeros cansados de andar toda la noche, se detienen en una fuente donde había dos bancos de madera, donde extienden sus sacos para dormir un rato, el peor parado Mahouhamed que no pega ojo por culpa del viento de costado.
A la mañana siguiente preguntan a un paisano que paseaba por el monte, por la ermita de La Antigua que estaba a un par de kilómetros de la fuente.
Tumbados en la hierba Sir Pacoyo y Mahouhamed esperan al cura para visitar la ermita y encender la primera vela de la promesa de los Tres Templos.

En una tasca de Zumárraga cogen fuerzas para el camino hasta Brinkola con un bocata y un vaso de vino.
Terminado el almuerzo, siguen con su camino atravesando Zumárraga en busca de la flecha que señala la ruta, otra vez perdidos preguntan a un paisano y vuelven otra vez sobre sus pasos hasta encontrar la flecha del buen camino, a mitad de recorrido encuentran una aldea con ermita, frontón y tasca en el mismo sitio, en una tasca donde se celebraba una boda con canciones y bailes típicos de Euskadi, los caballeros se detienen a beber unas pintas de cerveza, al salir un paisano les advierte de una fuerte tormenta que esta por llegar pronto, aconsejados por el paisano los caballeros vuelven a la tasca a tomar un patxaran y esperar que pase la tormenta, en vista que no llovía los caballeros emprenden su camino hasta Brinkola donde acaba la segunda etapa, el paisano tenia razón y la tormenta sorprendió a los caballeros en pleno campo.

Al entrar en Brinkola preguntan a un paisano por una posada para comer algo y descansar, el paisano responde que en este pueblo no hay ni posadas ni tascas, solo una ermita y una estación de tren abandonada.
Los caballeros pasan la noche en el pórtico de la ermita con un poco de pan, un chorizo y una lata de atún.
A la mañana siguiente sin desayunar continúan con su camino hasta el Monasterio de Arantzazu fin de la ruta de Los Tres Templos, por el camino los caballos galopan a su lado y las vacas se cruzan en su camino.

Llegados los caballeros al Monasterio de Arantzazu y encendida la vela de la promesa, brindan con una pinta y un pinchito de tortilla por haber terminado la ruta y cumplido su promesa.
No sabían que el pueblo más cercano Oñati esta a ocho kilómetros por carretera, los caballeros pierden el coche de caballos y continúan por un lado de la carretera hasta Oñati donde esperan encontrar una buena posada para un buen baño y descansar.
En la plaza de Oñati por fin termina la ruta de Los Tres Templos y comienza después de un buen baño comienza su ruta por las tascas a beber Txakoli y Patxaran.

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