sábado, 25 de febrero de 2012

Sesenta y nueve



El cuentista que no vive del cuento se levanta tempranillo todos los días, para ir a trabajar a la empresa de su tío.

Nunca olvida su cuaderno y el boli de vaquita, para escribir su nuevo cuento por el camino, después de comer en el bar con el café continua con el cuento, de vuelta a casa por la tarde sigue con el cuento.

Una mañana al ir a trabajar, el cuentista se queda atrapado en el ascensor, un vecino del tercero le rescato, en el autobús de la EMT le gusta escuchar música, sobre todo la canción de Bryan Adams el verano del sesenta y nueve, después espera en el intercambiador al autobús 469, desayuna en Los Claveles un café y un pepito, leyendo la prensa deportiva, le gusta más el AS por la chica deportista, como su amiga Mari Cruz Campo con su sonrisa etrusca en la tapia de la casa de campo.

El cuentista tiene otra fuente de inspiración, un buen vino de Rioja en la comida que comparte con alguno de sus compañeros de trabajo y por supuesto la cerveza que da nombre a sus personajes de los cuentos.

Nació en el año sesenta y seis, su amigo Mahouhamed el seis de septiembre del sesenta y nueve, los dos amigos de pequeños en él colé dibujaban con un seis y un cuatro la cara de tu retrato, ahora quiere dibujar con un seis y un nueve el cuerpo de ese retrato.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena Alberto, ingenioso e ingenuo a la vez... una grata sorpresa. Admiro a la gente que se enfrenta a una hoja en blanco, yo he comenzado a hacerlo en un lienzo, y ambas artes son todo un reto. Un beso de La Hechicera.

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  2. Ojito con las cifras termindas en seis, ja,jaaaaaaaa.

    Estrella

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  3. joer aka no salen mis comentarios jodio

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